El adolescente adoptado y sus padres – Dr. Daniel Rempel *

En mi quehacer como médico pediatra especialista en adolescentes y teniendo en cuenta que trabajo con un criterio interdisciplinario y humanista, me suelo encontrar con frecuencia con padres y madres desorientados en el ejercicio de su rol. En más de 25 años de desarrollar el trabajo como médico he puesto el acento en la prevención de las enfermedades, y en especial en la Promoción de la Salud, que significa que los padres tomen conciencia que el pediatra primero es Asesor en salud para luego ser «curador» de enfermedades. Pues sólo de esta manera cuando en la consulta no hay urgencias se pueden conocer a los padres, al paciente y al vínculo entre ellos, y algo muy importante que el paciente pueda conocer a su médico, para generar un espacio de confianza entre ambos descubriendo a la «persona-paciente» con su familia, en un ámbito de contención. Debe aprovecharse dicha oportunidad en forma creativa, para ofrecer un espacio de contención y reflexión ante las crisis vitales, dado que es el pediatra, quien los acompaña desde un lugar privilegiado.

Preocupados por la manera de actuar ante situaciones diferentes que nos presentan los pacientes y por ejercer con responsabilidad nuestra profesión, muchas veces tenemos la ventaja de poder entrar en contacto con los padres adoptantes en forma temprana y asesorarlos para trabajar con la verdad acerca del origen del niño, pues la información es como la luz que aleja los fantasmas que aparecen en la oscuridad. En mi caso al ser especialista en adolescentes me toca acompañar a estas familias en el tránsito de la crisis que va desde la niñez hacia la adultez, y que generalmente coincide con la crisis de la edad media de los padres, o sea una crisis se monta sobre otra crisis, con todas las consecuencias imaginables. Allí aparecen aspectos importantísimos en las consultas que se relacionan con cambios psicológicos y la irrupción de su desarrollo hormonal; surge la genitalidad en el adolescente, la caída de los padres ideales de la infancia y la posibilidad real de búsqueda de sus padres biológicos.

Los cambios corporales son «sufridos» por los adolescentes quienes día a día ven que su cuerpo crece, que su rostro se modifica sin pedirles permiso, lo que los angustia y les crea conflictos con su identidad y más aún, cuando no se sabe como son sus padres biológicos; aparece el odiado acné que en la mayoría de los jóvenes es un factor de preocupación, si agregamos por consecuencia las fallas en su propio esquema corporal que esta en permanente cambio y que le provoca torpezas ( vuelcan copas, rompen vidrios, etc. todo provocado generalmente por desconocimiento del alcance de su cuerpo y/o de sus fuerzas) por ellos registradas, pero que son también marcadas por sus padres, lo que genera fastidios y enojos.

Es frecuente la consulta por saber si el desarrollo de los genitales es normal, por parte de los padres, y en los jóvenes como motivo de consulta no manifiesta, pero en un momento de la entrevista si se generó un espacio de confianza aparece la preocupación por su desarrollo genital, en mi caso es mucho más frecuente con los varones, pues las muchachas en este tema consultan generalmente a las ginecólogas especializadas en la atención de adolescentes, aquí entran en juego las dudas sobre la identidad genital, y por otro lado si serán fértiles o no como sus padres adoptivos. A esto se suman los cambios en los sentimientos que se le despiertan con respecto a sus amigas y amigos, y los que generan en los demás. Es muy común que los padres se quejen por la falta de higiene de su hijo adolescente, es frecuente que refieran dolores recurrentes en general, también cefaleas y cansancio físico, que muchas veces requieren solicitar estudios clínicos complementarios para tener más claro el diagnóstico del caso.

Estoy encontrando en las entrevistas muchas veces una depresión encubierta, que crea situaciones de padecimiento en el joven como por ejemplo: consumo de alcohol, de tabaco, y de otras sustancias como la marihuana y cocaína entre otros, trastornos de la alimentación, fracasos escolares y/o laborales, sueño todo el día, insomnio, uso abusivo de la televisión y la computadora con el agregado del internet y el chateo, por supuesto a cada uno de estos temas se le da mucha importancia en el consultorio, intentando ofrecer al o los consultantes una red de contención interdisciplinaria.

Algunas veces, las situaciones de dudas y desorientación en los padres, pueden ser usadas en forma extorsiva por sus hijos adolescentes, exigiendo y amenazando que si no se satisfacen sus planteos, se irán con sus padres biológicos, situación que casi nunca se concreta en la realidad, esto a veces los torna más frágiles y vulnerables ante su hijo; también dependerá generalmente de cómo se trabajó el tema desde su más tierna infancia.

Si la función de ser padres y madres es muy difícil, dado que implica un constante aprendizaje, creación y compromiso; puede ser aún mayor la dificultad cuando estos son adoptantes, pues en mi experiencia les cuesta poner límites y encontrar una distancia adecuada con el hijo. Generalmente me encuentro con madres y/o padres sobreprotectores y temerosos ante su hijo, quien al detectarlo se agranda como un gallo montándose en la típica soberbia adolescente, pues ese padre/madre del «saberlo todo» , figura idealizada del infante pasa a » no saber nada» en la etapa adolescente, por lo tanto lo desvaloriza, esto es vivido por los padres como un signo de derrota por parte de ellos, y un signo de ingratitud por parte del hijo que no reconoce todos los esfuerzos que se hicieron por él.

El adolescente dentro de la crisis propia de todo joven, se pregunta por sus orígenes y las razones por las que fue entregado en adopción. dichos cuestionamientos generan muchas veces alteraciones en la conducta, que si no son adecuadamente aclaradas pueden constituirse en motivos de trastornos emocionales severos en su futuro El proceso propio de independencia y autonomía del hijo, los padres que se sientan inseguros pueden vivirlo como un abandono y una pérdida, en lugar de verlo como un crecimiento de todos. Muchas veces en estos momento me consultan utilizando una frase bastante frecuente en mi consultorio: «Venimos a verlo porque no sabemos más que hacer con nuestro hijo…», o «Venimos a consultarlo antes de matarlo…», o «¿las conductas que presenta no serán hereditarias?».

Como pediatra al ser el primer eslabón de la cadena de salud, muchas veces me preguntan si las dificultades que presenta el hijo pueden ser de origen hereditario, podríamos, por un lado, considerarla una duda real, pero por otro, sería una forma solapada de evitar hacerse responsable de los «defectos»del hijo, lo que significa aceptar al hijo tal como es y no como desearían los padres que fuera.
Trabajo activamente con distintas disciplinas en especial con los psicólogas/os y médicas/os de distintas especialidades, logrando constituir equipos que facilitan el trabajo en salud, tanto para nuestros pacientes como para nosotros los profesionales de la salud, ya que en estos tiempos necesitamos una constante actualización y contención.

* Médico Hebiatra.
Coordinador de los «Encuentros con Padres de Adolescentes» en el Sanatorio Municipal de Buenos Aires desde 1984.