Yo soy mamá soltera, adopté a mi hijo recién nacido. Hoy tiene casi 5 años.
Tomé la decisión de adoptar porque quería constituir una familia propia.
Trabajé esta idea dentro de un proceso terapéutico durante varios años.
El apoyo familiar fue sumamente importante.
Desde el punto de vista jurídico, si bien la ley me posibilitaba la adopción, los juzgados no alentaron mi proyecto, ni se hicieron cargo.
Yo no quería un chico a cualquier precio, quería una adopción legal.
En la búsqueda finalmente una Jueza de Menores con quien me entrevisté, aceptó mi carpeta y me otorgó igual jerarquía que a una pareja.
Fue difícil soportar la ansiedad de la espera, ser examinada por profesionales, hacer entrevistas, evaluaciones.
Sentía que las exigencias eran muchas.
Me preocupaba que la decisión dependiera de un juez y que él me considerara una persona capacitada para ser mamá adoptiva soltera.
Cuando finalmente me llamaron casi no podía creerlo.
Me parecía imposible que el bebé que me entregaron, apenas envuelto en un pañal era el hijito que tanto había deseado.
Mi alegría era inmensa y al mismo tiempo una gran tristeza me conmocionaba al contemplar el «desprendimiento» de la mamá que, reconociendo sus limitaciones, buscaba alguien que pudiese cuidar y querer a su bebé.
Sentí una compasión y una gratitud que hasta hoy me acompañan.
Volver a casa, presentarlo a mi familia y amigos lo tornó algo definitivo. Era uno de nosotros.
Cuidarlo, comprar pañales y juguetes me hicieron dar cuenta que mi vida cambió para siempre.
La gente aún hoy me felicita por mi «generosidad». Yo siento que soy quien agradece cada día la llegada de Juan.
Juan es un nene alegre, divertido y muy afectuoso con niños y adultos.
Ambos compartimos paseos y espectáculos paro también organizamos salidas en forma independiente. Si bien mi vida laboral es ardua y lo económico nos condiciona, disfrutamos de paseos y vacaciones. Con el paso del tiempo, Juan comenzó a preguntar sobre su origen. Si bien estoy convencida plenamente de que debe ser informado con la verdad, yo comencé a hacerme otras preguntas.
¿Cuándo le cuento? ¿Qué le digo? Y si lo hago mal y lo lastimo…
Comencé a buscar información y asesoramiento.
Otro tema que surgió fue el del papá.
Hablamos de que todos los nenes nacen de un hombre y una mujer y él también.
Aunque no esté con nosotros, él tuvo un papito pero no pudo cuidarlo.
Yo por ahora no tengo una pareja, pero no descarto la posibilidad de encontrarla.
Estoy atenta a sus preguntas para darle las respuestas con claridad y coherencia.
Los encuentros con otras familias adoptivas hicieron posible que compartiera dudas, temores y ansiedades.
La reflexión conjunta y el asesoramiento de especialistas en el tema, me ayudaron a enfrentar con honestidad las particulares circunstancias y a tener recursos apropiados.
Ser mamá es un rol nuevo y complejo. El amor y las buenas intenciones no bastan.
Es un gran desafío recorrer este camino, afrontando los riesgos, luchando por construir cada día un presente y un futuro feliz.
Ana María