Maternidad en la adolescencia – Dra. Ana Coll*

El 15% de los niños que nacen en la República Argentina pertenecen a madres de 19 años o menos. Se suele afirmar que los embarazos en adolescentes son mas frecuentes con el curso del tiempo. Sin embargo, esto es un error, ya que el número de adolescentes que tienen hijos sobre el total de la población de mujeres adolescentes está disminuyendo.

Esta disminución lamentablemente no obedece a acción preventiva alguna, sino que es una tendencia natural de la fecundidad en nuestro país, que es decreciente.

Lo que sí permanece estable, es la fecundidad en el segmento de 10 a 14 años.

Es importante consignar que los diferentes autores consideran que la mayoría de los embarazos en menores de 13 años son producto de un abuso sexual.

Debemos distinguir entre embarazo y maternidad: muchas adolescentes que se embarazan interrumpen su embarazo, por diferentes motivos. Si bien desconocemos las cifras de aborto por tratarse de una intervención ilegal, es sabido que una alta proporción de las adolescentes que quedan embarazadas en sectores sociales más favorecidos interrumpen el embarazo, por diferentes motivos: para no interrumpir los estudios, por presiones de la familia, porque no se consideran capacitadas para tener un bebé.

En los estratos sociales más pobres, las adolescentes siguen adelante con el embarazo y tienen el hijo: porque es lo que ocurre habitualmente en el medio en el cual viven, porque no tienen otras opciones de vida y entonces da lo mismo ser madre que no serlo, porque el bebé pasa a ser un integrante más de una familia ya numerosa.

Las razones por las cuales una adolescente de cualquier clase social se embaraza son múltiples y complejas: carencias afectivas tempranas y sostenidas, migración, pérdidas importantes, necesidad de tener algo propio, rebeldía contra sus mayores. Por eso es tan difícil prevenir el embarazo a esta edad.

Cuando se habla de embarazo en la adolescencia, la primera idea que surge para la prevención es la Educación Sexual en las Escuelas. Esto es absolutamente importante y cierto, pero se deben tener en cuenta dos cosas: en primer lugar, que la mitad de nuestras adolescentes no están dentro del sistema educativo (precisamente las pertenecientes a los sectores sociales más pobres) y en segundo lugar, que no es solamente impartir información sino que se debe trabajar con los jóvenes fortaleciendo los factores que los protegerán de las situaciones de riesgo.

Del punto de vista biológico, el embarazo no implica un mayor riesgo para la adolescente que para la mujer adulta, siempre y cuando el embarazo esté adecuadamente atendido: que inicie los controles prenatales en el primer trimestre, que concurra a la consulta periódicamente y se realice todos los estudios, a fin de poder corregir las deficiencias que pudiera haber (anemias, infecciones, etcétera).

El obstetra que atiende adolescentes embarazadas debe conocer las características psicosociales de este grupo etareo, ya que una adolescente no madura a la adultez por el hecho de que vaya a ser madre, sino que sigue comportándose como una adolescente. Por lo tanto, tendrá dificultades para prevenir, mayor temor a los procedimientos invasivos, dificultades para establecer un vínculo adecuado con el hijo. De hecho, la mayor cantidad de complicaciones, dificultades con el vínculo, dificultades con la lactancia se dan en adolescentes de 15 años o menos. También el pediatra que atiende a hijos de madres adolescentes tiene que saber que tendrá que tratar con una mamá diferente de una adulta, y muchas veces deberá recurrir a la intervención de la abuela para asegurarse un adecuado cuidado del bebé, sobre todo si la mamá es muy chica (menor de 15 años).

Por todo esto, es aconsejable que las adolescentes embarazadas sean atendidas por personal capacitado en adolescencia, y que intervengan diferentes disciplinas, que actúen en equipo: obstetras, obstétricas, enfermeras, trabajadores sociales, psicólogos y pediatras que se puedan hacer cargo de un seguimiento adecuado de los bebés.

Es necesario un fluído contacto del equipo de salud con otros sectores involucrados en este tema: tribunales o juzgados de menores o familia, educación, programas de asistencia social a las adolescentes embarazadas.

En la República Argentina ya hay numerosos grupos de profesionales capacitados en la atención de adolescentes. En la mayoría de los hospitales de la Capital Federal funcionan Consultorios de Adolescentes Embarazadas y Programas de seguimiento de la madre, el bebé y su familia.

Es importante que todas aquellas personas que tienen contacto con adolescentes –docentes, profesionales, preceptores– aprendan a trabajar con los jóvenes en la prevención de embarazos inoportunos: reflexionando con ellos, estimulando la consulta a centros dónde se atienden adolescentes que los puedan orientar en el cuidado de su salud sexual y reproductiva, favoreciendo el desarrollo de comportamientos saludables.

* Coordinadora del Area Obstétrica del Programa de Adolescencia del Hospital de Clínicas “José de San Martín”.
Ex Presidenta de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil.