Sugerencias que las telenovelas podrían «adoptar» – Lic. Pilar Puerta Alarcón*

Luego de pasar revista a muchas de las novelas argentinas donde se ha tocado el tema de la adopción, en ellas aparecen situaciones comunes a todas.

Lo primero que plantean es el tema de la adopción relacionado con el secreto, el engaño, la traición. En algunos casos, con buenas intenciones se les niega el derecho de saber que fueron adoptados, en otros es con alevosía.

Uno se pregunta por qué si entre los medios de comunicación la televisión es la que llega más a la gente, la que permanentemente está presente en los hogares y las historias se entremezclan con las propias; por qué el tema es tratado tan trivialmente. Tan desde la superficie sin poder plantear otras aristas que rodean al acto de amor más grande que puede haber entre los humanos como es el de cuidar y criar a un hijo de otro como si fuera el propio.

El esquema es casi siempre el mismo. El hijo es robado y entregado a una familia adoptiva sin el consentimiento de sus padres biológicos, a los que se les engaña, diciendo que el niño ha muerto. Pasado el tiempo y, vaya uno a saber por qué, tal vez por las vicisitudes del destino, aquel niño, ya hombre, terminará enamorándose de una hermana que, por supuesto, desconoce ese parentesco. Aunque finalmente, se descubrirá que ella era hija de una madre, que no era la madre del protagonista… bueno, en síntesis, para tranquilidad de los televidentes y de los psicólogos, el incesto jamás llegará a concretarse.

Otro esquema es que la madre biológica aparece en el medio de la novela viniendo a estropear el cumpleaños, fiesta del colegio, o algo similar y termina pidiendo plata o quizás soborne a la madre adoptiva por un tiempo hasta conseguir el dinero deseado. En este último caso, la visión sobre la madre biológica es una visión parcializada de la situación, acusadora y crítica.

Posiblemente habrá casos como los planteados en las telenovelas, pero lo que la televisión no muestra es este otro aspecto, el de aquellos futuros padres que se atreven a romper las barreras de lo biológico y no atan su amor a los lazos de sangre.

La televisión, ya lejos de la telenovela, muestra otras realidades crudas, desmedidas y casi sin razón, son las que aparecen en los llamados reality show. En esos programas la gente se desnuda, mostrando singulares maneras de vivir. La vida cada uno la vive como puede, lo que sus posibilidades psíquicas se lo permiten. Por ello, muchas veces las telenovelas «ayudan» a comprender a través de los protagonistas situaciones dolorosas propias. Quizás puedan servir como disparadores de temas de conversación sobre lo que le ocurre a un personaje en la ficción, cuyo caso, sin quererlo, roce una situación similar vivida en el seno de la familia del televidente. Por este motivo sería importante que alguna vez se vea en la televisión una historia de adopción que muestre las situaciones por las que deben atravesar padres e hijos, en la construcción de una nueva familia. Familia en la que al padre, a la madre o a ambos, la naturaleza por capricho les ha dicho que «no».
No todas las familias son iguales y deben constituírse de la misma forma. Bucear dentro de otros sentimientos diferentes a los propios amplia el abanico de sensaciones y de percepciones, haciendo reflexionar y entender lo distinto.

Entrar en la intimidad del camino de frustraciones de una pareja que no puede tener hijos biológicos no es hablar de adopción. Como tampoco lo es el alquiler de vientres. Ni siquiera lo es la obsesión de una mujer que cree que la única manera de ser madre es ser madre biológica.
Sí lo es el hablar el bello lenguaje del amor entre padres e hijos. Sí lo es cuando se muestra el primer encuentro entre un bebé que ha salido de otro vientre y su madre adoptiva que lo recibe acunándolo con todo su afecto. Sí lo es cuando se muestra una larga conversación entre un padre y su hijo adoptivo, que se base fundamentalmente en el respeto y la confianza mutua.

Cómo creemos que un niño se puede llegar a sentir si ve en su programa favorito a su ídolo y su padre en la ficción, mintiéndole acerca de su origen? Alguien podría objetar que los chicos no deben mirar esas cosas. Por eso mismo recordemos , que todas las telenovelas son emitidas en el «horario de protección al menor» y las mediciones del rating trepaban hasta límites insospechados, cuando se transmitió en directo un mach de boxeo en el que participaba un ídolo popular. O no?

Cuánto más beneficioso sería si en ese fragmento de realidad que muestran las novelas, aparecería, si se quiere hasta en forma didáctica, una conversación acerca del origen de una persona. Preguntas y posibles respuestas sobre el papel de los padres biológicos en la vida del niño. Son tantas las posibilidades argumentales que la misma telenovela podría seguir hasta seis meses más de lo que era su duración original.

Quizás alguien podría objetar que esta temática carecería de rating, sin embargo, no estaría tan segura de ello. Creo que la respuesta de la gente sería similar a la actual.

Lamentablemente en los últimos tiempos no se ha visto casi ningún programa de la llamada televisión de aire, en donde se tratara el tema de la adopción con la profundidad que éste se merece. Para ofrecer un producto que no esté relacionado con la mentira, si no con la verdad que nunca pasa de moda y goza de buen rating.

* Psicoanalista